Cada mañana, en un pequeño descanso que hago para fumarme un cigarrillo, aprovecho para comprarme una pieza de fruta, que, según me ha dicho mi endocrino es fundamental para llegar a la hora del almuerzo sin el estómago totalmente vacío y evitar así cierta glotonería a la hora de comer. Esto lo llevo haciendo desde hace algo más de un año, y todas las mañanas me encuentro con Chin.
Chin es el chino que trabaja en la frutería que está frente a la cafetería donde trabaja Minoviescu. Ya hablé en una ocasión de él. Chin no es su nombre, claro que tampoco se lo he preguntado.Chin es un chino joven, que, se podría decir que tiene cierto encanto, siempre con una sonrisa en la cara y muy hablador en esa mezcla que los chinos hacen del español, pronunciando muy pocas erres.
En verano compro cualquier fruta de temporada, pero en invierno, hay menos donde elegir, con la excepción de naranjas (de la China), mandarinas y toda la fruta que acabe en -ina, excepto la nectarina, algunas peras, que yo no consumo por cierta reacción fisiológica que, sin explicación científica me producen en la tripa el temido efecto "cuando haces pop ya no hay stop", y al final, rendido ante la escasa oferta, termino comprándome alguna manzana, normalmente una granny smith. Ayer acudí como de costumbre a mi cita con Chin, que bromeaba con algunos de sus clientes, en chino, claro.
Cogíó mi manzana, mientras la pesa de la fruta estaba ocupada y sonriendo me dijo "cualenta séntimos". Le respondí "si, la verdad es que si, normalmente son cuarenta céntimos". Vació la pesa y puso mi granny smith sobre la balanza electrónica, el marcador indicaba 36 céntimos. Volvió a sonreir y me dijo "pol que manzana hoy más pequeña, pelo siemple cualenta céntimos". Y me cobró los 35 céntimos de rigor. Claro, que, mientras tenía en la mano mi manzana yo no podía dejar de pensar en las uñas de Chin, y es que otra cosa no, pero los chinos y las uñas son especiales, en general. Además de estar Chin casi todo el día con la fruta, a mi me encantaría que bien, la Comunidad de Madrid, o bien el Ayuntamiento controlasen un poco estas cuestiones de sanidad, que si yo me pongo mis guantes para elegir la fruta, los dependientes también deberían, y es que Chin tiene esa uña tan desagradable que yo, personalmente ignoro porqué se la dejan crecer los chinos, normalmente la del dedo meñique, y que, sinceramente, prefiero no saber bien para que la quieren larga.
Bicos Ricos