domingo, 16 de marzo de 2014

Los Amantes de Isabel II (III)

Cuándo el presidente Narváez parecía que había llevado las aguas de la Corte por buen camino, la reina sorprende a todos con un nuevo noviazgo, el marqués de Bedmar, gentilhombre de cámara, asiduo a fiestas y cacerías de la nobleza, un protegido del Marqués de Miraflores. Éste último y el propio marido de la reina no tragaban al presidente Narváez. La madre de la reina, María Cristina echa una bronca monumental a su hija por su actitud libertina.
 
Isabel II
Francisco de Asís intentará por todos los medios que cesen como gentilhombre al Marqués de Bedmar, prohibiéndole la entrada en el palacio real. Sin embargo, Isabel II y su nuevo amante se ven a escondidas en el teatro. Cuándo no estaban juntos, la reina escribía al marqués unas cartas de fuerte contenido. Estas cartas fueron en numerosas ocasiones interceptadas por los espías del gobierno. Pronto se ve la intención del marqués de Bedmar, que era la de interferir, como hasta ahora habían hecho todos los amantes de la reina, en la política. Centrará sus fuerzas y engatusará a la reina para que cese al presidente Narváez.
 
Sin embargo, Narváez no tardará mucho en dimitir, aunque en esa ocasión por una carta que la reina Isabel II le hace llegar de su marido, Francisco de Asís en la que dice de él que es un gran peligro para el gobierno de España. La reina nombra un nuevo presidente que tardará muy poco en cesar, por miedo a las reacciones de la gente cansados de la forma de actuar caprichosa de la reina. Isabel II recurre a su madre que le recomienda que vuelva Narváez, que una vez más vuelve, aunque en esta ocasión deteniendo a gran parte de la camarilla del rey, también envía fuera de la Corte al confesor de la reina y a Sor Patrocinio. Ante la vuelta de Narváez, Francisco de Asís intenta una rebelión. El presidente lo arrestará en sus habitaciones hasta nueva orden, un arresto que no durará muchas horas.
 
Caricatura de la época de las dotes amatorias de la reina
En todo este tiempo, la relación con el marqués de Bedmar se va enfriando, aunque la reina anuncia su primer embarazo. Francisco de Asís amenaza con marcharse nuevamente de palacio, indignado el pobre cornúpeta, Francisco reclamará a cambio de su silencio el puesto de intendente del Real Patrimonio, que no era listo ni nada el muchacho. Atribuyen la paternidad del crío al marqués de Bedmar. Cuando nace el primer hijo le pondrán de nombre Fernando, en homenaje al padre de la reina aunque la criatura fallece a las pocas horas. Isabel cumplía 20 años.
 
La reina intentará a partir de ese momento volver a llevarse bien con el rey, y anuncia pronto un nuevo embarazo, nacería de él un niño que fallece a los cinco minutos de vida. Dicen que el padre de esta criatura era el rey consorte.
 
Nuevamente, Isabel conoce a otro de los hombres de su vida, José María Ruiz de Arana, un joven aristócrata y militar, hijo del Conde de Sevilla la Nueva al que conocía de los bailes chicos de la Corte. Este nuevo amante es el que da cierta estabilidad sentimental a la reina, en una relación que durará cerca de los cinco años, tiempo durante el cual la reina le impuso la Cruz Laureada de San Fernando. Francisco en todo este tiempo chantajeará a la reina y sacará numerosos beneficios de ello.
 
Isabel Francisca de Asís, La Chata
En 1851 la reina anuncia un nuevo embarazo, nacerá una niña a finales de año, Isabel Francisca de Asís (a quién Francisco terminó reconociendo como hija suya), la que sería conocida por el pueblo como La Chata, que sería heredera y princesa de Asturias en dos ocasiones. Su padre, obviamente se dice que fue el Pollo Arana como era conocido el novio de la reina José María Ruiz de Arana, y a la niña se le conocía en los mentideros como La Araneja.
 
En 1854 la reina tiene un nuevo embarazo, en esta ocasión sería una niña que llevaría el nombre de la madre de la reina, Cristina, pero que fallece a los tres días. Su padre es desconocido, aunque como todos eran reconocidos por Francisco de Asís, que cobraba una cantidad importante cada vez que inscribía a los hijos de Isabel II en el registro.
 
Poco a poco, la relación de la reina con el Pollo Arana se va enfriando, pero de buen rollo, no os penséis, que para uno que no interfiere seriamente en la política del país....

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