martes, 9 de septiembre de 2014

Los Lunes Día del Espectador. Azul y no tan Rosa

(Aunque esta semana lo publiquemos en martes)

Que mira que me habían recomendado que viese Azul no tan Rosa, que resultó llevarse el Goya a la mejor película hispanoamericana este 2014, que era un peliculón y que me iba a encantar, y me ha pasado como en muchas películas últimamente, que ni fu ni fa.
 
La trama gira sobre una pareja, Diego, un fotógrafo con mucho trabajo y Fabrizio, un médico de partos, que mantienen una relación que no contenta a sus familias pero que deciden llevar adelante casándose y formando un futuro juntos. Pero pronto este idilio se tendrá que enfrentar a varios problemas, la llegada del hijo de Diego, que vivía en España y los problemas homófobos en su entorno harán que la trama varíe entre lo dramático y lo cómico.
 
Sobre el argumento, mi opinión es que quiere abarcar en una sola historia muchos problemas; la homofobia principalmente, que no sé si será un problema muy importante en Venezuela, pero que seguro deja una lectura muy importante en otros países más cerrados de hispanoamérica, y sin ser de hispanoamérica, el cómo te ve el resto si eres homosexual y cómo te tienes que enfrentar a ellos. El protagonista vive su sexualidad con toda la normalidad del mundo, trata de hacerla no visible pero tampoco de esconderla, y son varias las frases dónde saca a relucir su condición sexual, vamos, que responde cuándo le aprietan un poco. El chico avanza en su papel, de un tipo al que parece ni irle ni venirle su papel en la película, dónde apenas se distingue su homosexualidad hasta un punto en el que el protagonista empieza a entrar en el papel, y a hacerse cargo de que su papel es algo más, que tiene que derrochar talento porque le ponen por el camino un montón de trabas a la felicidad, y al final se suelta un poco más.
 
Merece mención aparte el grupo de secundarios de la película, desde el hijo que se muestra gran parte de la película distante con su padre, no tanto por su condición sexual si no por la sensación de abandono que ha tenido durante tanto tiempo, a su amiga Perla Marina una mujer maltratada muy culebronera, o a Delirio, la amiga transexual del protagonista, que no es más que una ex miss venezuela reconvertida a actriz de culebrón a la que encasquetan un papel de transexual, y que sinceramente lo borda, porque me pasé parte de la película pensando que era un hombre realmente, y estamos hablando de una miss.
 
Pero a mi si me ha gustado por algo la película, aparte del mensaje incansable antihomofobia que destila desde los primeros minutos, y por la normalización y visibilidad del colectivo LGTB, es por el acentazo venezolano que tanto me ha recordado a las telenovelas de mi juventud, volver a recordar a los panas y a los chamos. Es un acento precioso, que no llega a ser como el cubano, tampoco nos engañemos, pero que es casi igual de cautivador. Ahí he visto ciertos retazos de Cristal y el mundo de modelos entre los que se veía, he visto la diferencia entre el mundo rural venezolano y la parte más cool de Caracas.
 
Sin embargo, mi mayor crítica hacia la película es sobre el desenlace de la misma. Chuchis, que el final parece un cuento de hadas, acaba casi perfecta, pese a algunas cosas que ocurren por el medio de la cinta, un final de ensueño para todos, todos arreglan sus problemas, vamos, que solo les ha faltado por el medio Maléfica deseándoles que coman muchas perdices y que sean felices, cuándo en realidad la vida sigue, los hechos te marcan, las distancias y los adioses te pueden hundir, las parejas perfectas no existen y por si fuera poco, la situación económica no ayuda nada. Quizá un final a media película habría estado mucho mejor, o al menos sin los últimos 20 minutos, que para mi sobraban.

3 comentarios:

  1. Al principio pensaba que era otra película pero no, la confundí con Azul Oscuro Casi Negro.

    Yo subo la apuesta y aparte de a Maléfica transmutada en Benéfica añado un número final tipo Bollywood en el que todos cantan y bailan.

    Bicos.

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  2. Si es que cuando te dicen que una peli es la bomba, luego la ves y te deja un poco frío. Lo mismo me ha pasado a mí con los apellidos vascos.

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  3. ah la vere, quiero un final feliz :D jaja

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